Dios no solo creó todo lo que nos rodea, también sostiene todas las cosas con su poder. La Biblia dice que Él sustenta todo con "la palabra de su poder". (Hebreos 1:3)

¿Por qué no le alabas por su Grandeza y Poder?

Dios prometió que guiaría a su pueblo a la Tierra Prometida, una tierra donde había abundantes cosechas; donde fluían la leche y la miel. Los racimos de uvas eran tan grandes que tenían que llevarlos entre dos personas.

Antes de entrar en esa tierra, Dios dio una misión muy importante a doce hombres valientes. Ellos debían ir a explorarla para contar al resto del pueblo lo que vieran. Pero solamente dos de ellos, Caleb y Josué fueron valientes y creyeron que Dios les ayudaría a conquistar la Tierra Prometida; aunque vivieran allí personas muy fuertes, Dios les daría la victoria sobre todos sus enemigos.

Por eso, Dios escogió a Josué para que fuera el líder de su pueblo y conquistaran la Tierra Prometida. Dios le prometió ayudarle siempre y le dijo que debía esforzarse mucho y ser muy valiente. 

Dios liberó a su pueblo de la esclavitud en Egipto y lo cuidó en el desierto. Él los guiaba, iba delante de ellos; de día, con una columna de nube y de noche, con una columna de fuego.

Dios le dio alimentos: maná y codornices. También convirtió aguas amargas en dulces y les dio agua de la peña de Horeb para que bebieran. Además, le dio la victoria sobre sus enemigos.

Entregó a Moisés los mandamientos y los planos para edificar el Tabernáculo.

Hizo todo esto porque Dios amaba a su pueblo y quería que ellos también le amaran y le obedecieran.

Pero el pueblo siempre estaba quejándose, no agradecían lo que Dios hacía por ellos y no le obedecían. 

A pesar de mostrarles su amor y cuidado, cuando llegaron a la Tierra Prometida tuvieron miedo y no quisieron entrar para conquistarla. Así, que Dios los castigó a permanecer en el desierto durante 40 años. Aunque hubo dos hombres, Caleb y Josué que sí creyeron a Dios por eso ellos entrarían en la Tierra Prometida.

El pueblo de Dios vivía en Egipto y como eran muchos el faraón ordenó matar a todos los niños varones que nacieran. Jocabed tuvo un bebé, lo escondió para que no lo mataran y cuando ya no podía esconderlo más, lo colocó en una canasta de junco y lo puso en la orilla del río Nilo; mientras, su hermana Miriam vigilaba para que nada le ocurriera. La hija del faraón fue a bañarse al río, lo encontró y decidió criarlo como si fuera su propio hijo. Le puso el nombre de Moisés que significa “salvado de las aguas”.

Cuando Moisés creció mató a un egipcio que maltrataba a un esclavo y tuvo que huir de Egipto. Durante 40 años estuvo trabajando como pastor en Madián, hasta que un día Dios le habló y le dijo que regresara a Egipto para liberar a su pueblo de la esclavitud. Moisés obedeció a Dios y fue a hablar con el faraón, pero él no quería dejar ir al pueblo de Dios. Así, que Dios mostró su poder a través de diez plagas y el faraón dejó ir a Moisés con el pueblo. Aunque, luego volvió a perseguirlos con su ejército para matarlos, pero Dios abrió el Mar Rojo para que su pueblo pudiera pasar en seco.